El viaje a Asturias

Por fin pude disfrutar de una semana de vacaciones. Fue ya hace unos días, pero aún me dura lo bien que lo pasamos, a pesar de lo 'accidentado' del viaje de marras hasta Asturias.

El viaje de ida fue una odisea. La puta warra que habla por el GPS de mierda me tenía hasta los cojones antes de haber hecho 130 kilómetros, y encima, tardamos alrededor de una hora y cuarto entre Bormujos y Sevilla. Tócate los huevos. A la altura de El Ronquillo, y por culpa dela puta warra del GPS, Chon y yo casi nos tiramos los trastos a la cabeza (el coche iba cargado hasta las manillas, así que había para elegir), y casi nos damos media vuelta. Encima, al ratillo de entrar en Extremadura, Chon se pone chunga y me tengo que poner yo a conducir. Y de ahí hasta el final, y también la vuelta. Tengo que decir que he acabado de coche hasta los mismísimos cojones. Pero bueno, ha merecido la pena.

La puta warra del GPS seguía dando la brasa durante todo el camino, y juro por lo más sagrado que no lo tiré por coño por la ventana porque es del padre de Chon. Me cago en el puto bicho ese que no se calla en todo el viaje. Debe ser como ir de viaje con la maruja del bloque, macho.

A no sé qué hora de la noche, tras varios descansos, la niebla más baja que he visto en mi vida y, cómo no en Asturias, lluvia, llegamos a la casita rural situada en una aldeilla perdida al lado de Arriondas, y que se llama Llames de Parres. Toma ya.

Lo cierto es que Asturias me ha gustado mucho, aunque no viviría allí ni de coña. Ese clima no está hecho para mí, aunque reconozco que es un lugar espectacular.

Nos hemos quedado con las ganas de hacer el descenso del Sella pero, la lluvia, primero, y que Chon se puso mala, después, nos lo impidieron. Así que otro año será.

Covadonga es muy bonito, y Ribadesella es un pueblo excepcional. Oviedo, muy limpia y preciosa. Y una cosa: se come de puta madre. La fabada está que te cagas, y los escalopines al cabrales también. El queso es la leche, nunca mejor dicho, jajaja (humor astur).

También dedicamos un día a ir a Cabárceno, la reserva natural con animales de todas clases que hay en Cantabria. Vimos desde leones hasta jirafas, pasando por ciervos y rinocerontes. Una pasada.

La vuelta se hizo mejor. Eso sí, en cuanto llegamos a Sevilla, a tomar por culo, otro atasco. Me cago en todo. Y 20 kms. después, otro. Los muertos de Sevilla, Triana y su puta madre.

Chon se trajo media Asturias y, más concretamente, media Cangas: fabadas, sidra, regalitos varios, quesos, salchichones y chorizos de jabalí y ciervo, dulces (glorias de Llanes, casadielles).

Aquí podéis ver algunas fotos. Seguiré informando.