Los que hemos elegido esta bella pero muchas veces ingrata profesión del periodismo nos hemos acostumbrado a vivir con una realidad que, al menos en mi caso, no estoy dispuesto ni a aceptar ni a asumir. La culpa no siempre es del mensajero, por mucho que se empeñen aquellos que están habituados a cagarla públicamente y que luego tratan de rectificar y lavar su imagen echándole toda la mierda al transmisor del asunto.
No seré yo quien se ponga en plan corporativista cegado para defender a todo periodista por el mero hecho de serlo, o de jugar a serlo. Pero no estoy dispuesto a aceptar que siempre nos equivocamos los mismos, que somos siempre los malos de la película y que los supuestos pobres agraviados son sólo víctimas en manos de las perversas mentes de esos depravados que se llaman periodistas (que haberlos haylos. Si no, pregunten en El Mundo por su director, Pedro Jeta Ramírez).
Pero todas las cuitas surgidas en este sentido en torno a la política, el deporte, la cultura o cualquier otro ámbito periodístico se quedan en pañales con el asunto que me ha llevado a escribir sobre esto. Porque en medio de las acusaciones de espionaje, montajes varios y donde dije digo, digo diego, hay periodistas que siguen viviendo bajo amenazas o incluso mueren por el simple hecho tratar de ejercer su profesión libremente.
El último ejemplo ha llegado de China. Según publica http://www.prnoticias.com/, el Gobierno de China anuncia una lista negra de periodistas, dando un paso más en su control estricto sobre la prensa del país. Hasta ahora, la represión era la forma de control más extendida en China, una manera de infundir el temor entre los periodistas para dar lugar a la autocensura, sin que eso signifique que el Gobierno se olvidase de la censura previa. Pero ahora no sólo veta información, también profesionales.
El Gobierno chino va a ‘fichar' a aquellos periodistas que cuestionen la consigna o intenten saltarse la censura. Estos profesionales pasarán a formar parte de una base de datos oficial que según el Gobierno recoge a aquellos que adopten ‘conductas profesionales malsanas'.
Los 'fichados' no podrán trabajar en las redacciones. De acuerdo con la Administración General de Prensa y Publicaciones, encargada de marcar las normas que rigen sobre los medios chinos, ‘la gente que entre en la lista de transgresores quedará excluida de los trabajos de redacción y edición informativa', según recoge hoy China News Service. El motivo que argumenta este organismo para dar semejante paso atrás en el derecho a la libertad de informar y recibir información, es que trata de acabar con las noticias falsas.
China es el país con más periodistas presos por ejercer su profesión, con un total de 28 encarcelados en 2008. Su caso es paradigmático para algunos países asiáticos como Vietnam, Birmania, Tailandia y Malasia, que están importando su modo de controlar la prensa, lo que es aún más preocupante. China ha demostrado que aunque el mundo esté mirando puede seguir ejerciendo su control, tal y como recoge el último informe ‘Attacks on the Press' del CPJ (Comité para la Protección de los Periodistas).
Como véis amigos, se vuelve a repetir la frase 'Hay que matar al mensajero'. En este caso, y por desgracia, prácticamente con visos de realidad.
No seré yo quien se ponga en plan corporativista cegado para defender a todo periodista por el mero hecho de serlo, o de jugar a serlo. Pero no estoy dispuesto a aceptar que siempre nos equivocamos los mismos, que somos siempre los malos de la película y que los supuestos pobres agraviados son sólo víctimas en manos de las perversas mentes de esos depravados que se llaman periodistas (que haberlos haylos. Si no, pregunten en El Mundo por su director, Pedro Jeta Ramírez).
Pero todas las cuitas surgidas en este sentido en torno a la política, el deporte, la cultura o cualquier otro ámbito periodístico se quedan en pañales con el asunto que me ha llevado a escribir sobre esto. Porque en medio de las acusaciones de espionaje, montajes varios y donde dije digo, digo diego, hay periodistas que siguen viviendo bajo amenazas o incluso mueren por el simple hecho tratar de ejercer su profesión libremente.
El último ejemplo ha llegado de China. Según publica http://www.prnoticias.com/, el Gobierno de China anuncia una lista negra de periodistas, dando un paso más en su control estricto sobre la prensa del país. Hasta ahora, la represión era la forma de control más extendida en China, una manera de infundir el temor entre los periodistas para dar lugar a la autocensura, sin que eso signifique que el Gobierno se olvidase de la censura previa. Pero ahora no sólo veta información, también profesionales.
El Gobierno chino va a ‘fichar' a aquellos periodistas que cuestionen la consigna o intenten saltarse la censura. Estos profesionales pasarán a formar parte de una base de datos oficial que según el Gobierno recoge a aquellos que adopten ‘conductas profesionales malsanas'.
Los 'fichados' no podrán trabajar en las redacciones. De acuerdo con la Administración General de Prensa y Publicaciones, encargada de marcar las normas que rigen sobre los medios chinos, ‘la gente que entre en la lista de transgresores quedará excluida de los trabajos de redacción y edición informativa', según recoge hoy China News Service. El motivo que argumenta este organismo para dar semejante paso atrás en el derecho a la libertad de informar y recibir información, es que trata de acabar con las noticias falsas.
China es el país con más periodistas presos por ejercer su profesión, con un total de 28 encarcelados en 2008. Su caso es paradigmático para algunos países asiáticos como Vietnam, Birmania, Tailandia y Malasia, que están importando su modo de controlar la prensa, lo que es aún más preocupante. China ha demostrado que aunque el mundo esté mirando puede seguir ejerciendo su control, tal y como recoge el último informe ‘Attacks on the Press' del CPJ (Comité para la Protección de los Periodistas).
Como véis amigos, se vuelve a repetir la frase 'Hay que matar al mensajero'. En este caso, y por desgracia, prácticamente con visos de realidad.
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