Huelva dice adiós a un pedacito de su historia. La fachada que aún quedaba en pie de lo que fue el viejo estadio Colombino ya es historia. Esta semana las máquinas han demolido el último vestigio de ese vetusto estadio que durante 50 años ha perdurado en la retina del barrio de Isla Chica. Un barrio que ahora mira con optimismo al futuro gracias al plan urbanístico previsto en la zona, con un gran parque, un hotel, un centro de salud y muy poquitas viviendas, ya que se trata de la zona con mayor densidad de población de toda la capital onubense.
El derrumbe del viejo Colombino representa pasar una página de la historia de la ciudad añorada por unos y olvidada ya por la mayoría, con tardes de invierno de color sepia y olor a castañas asadas y recuerdos borrosos grabados en fotos antiguas en blanco y negro.
Una página que, curiosamente, va ligada a la misma historia del propio Recreativo, que con la marcha de su antiguo feudo y la mudanza al Nuevo Colombino, junto a la Ría, pasó la página más negra de su centenaria vida y se abrió un futuro de prosperidad y de perspectivas aún por conocer. No es pura coincidencia, pues la venta de los terrenos y la construcción del Nuevo Colombino permitió que el Decano saldara su ingente deuda y pudiera continuar existiendo, ya saneado. A partir de ahí, casi todo han sido bonanzas, y el club ha vivido sus años dorados, con dos ascensos a Primera, una final de Copa y unas perspectivas de futuro esperanzadoras.
Es, quizás, la historia de la propia Huelva, que entierra con el viejo Colombino esa etiqueta de pueblo grande que aún subyace en la conciencia colectiva de los más viejos y mira hacia el futuro agarrada a la modernidad y con la fuerza que le otorgan proyectos de gran calado como el de Isla Chica, el Ensanche Sur o infraestructuras en ciernes como el AVE o el aeropuerto.
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